Diversos, equitativos y felices
Diversos, equitativos y felices: La fórmula de un capital humano sólido

Soy optimista.
En los últimos años muchas organizaciones han hecho un esfuerzo sincero por hablar de diversidad, equidad e inclusión.
Y está bien: se han roto los silencios y cada vez resulta más difícil imaginar una empresa que no aborde estos temas.
Sin embargo, también soy cauta ante la posibilidad de acabar convirtiendo la DEI en un eslogan más. Poner el lazo morado en marzo, o el logo arcoíris en junio es un buen comienzo, claro. Pero es solo eso, un comienzo.
Lo que verdaderamente marca la diferencia no son las acciones puntuales, sino la forma en la que las compañías acompañan a sus personas en el día a día. Y ahí es donde parece que nos cuesta asumir un punto clave: el bienestar no es homogéneo.
Una persona que se reincorpora tras su baja por tener un bebé no tiene las mismas necesidades que una persona joven que acaba de empezar sus prácticas. El acompañamiento que pide una persona trans en su proceso de transición es muy diferente al que busca una persona senior que siente que el mundo digital le está dejando atrás.
Pretender que una única acción de bienestar sirva para todos es como regalar a toda la plantilla la misma talla de camiseta y esperar que les quede bien a la primera. Sabemos que no va a funcionar.
Así que, a los profesionales del sector, nos toca mirar con varias lentes a la vez, no conformarnos con una visión parcial. Reconocer que cada persona es un cruce de identidades y buscar soluciones que se adapten a esa complejidad.
El auténtico cambio de paradigma radica en haber transformado las iniciativas periféricas que adornaban la cultura corporativa en prácticas que definen la manera en que las empresas se relacionan con su gente.
Escuchar, personalizar, adaptar: ésa es la base de una experiencia de bienestar inclusiva.
Porque la inclusión se demuestra en lo cotidiano y porque, al final, lo que fideliza al talento no son los gestos simbólicos (que, más bien, espantan), sino la certeza de que alguien pensó en ti a la hora de diseñar su programa de bienestar.

Xandra Fernández
Directora Corporativa de Personas & Cultura
WONEST